¡Lluvia a la vista!
Llega temporada de lluvias, algunas con más intensidad que otras. El resultado: grandes balsas de agua que afectan al tráfico, obligando a los conductores o bien a buscar rutas alternativas o bien a arriesgarse a cruzar.
La primera opción siempre es la más aconsejable, ya que se debe evitar meter el coche en el agua. El desenlace puede resultar fatal tanto para la mecánica del vehículo como para los pasajeros.
Ahora bien, si no queda otra, se podrá atravesar la balsa, siempre y cuando el agua no esté en movimiento. Si en vez de un charco, nos encontramos ante un cauce de agua que, además, supera en profundidad el eje de nuestro vehículo, habrá que desistir en la idea de cruzarlo. Las posibilidades de que el agua acabe arrastrando nuestro vehículo, en este caso, son elevadas.
Imaginemos que nos encontramos una balsa de agua en medio de la carretera. Para cruzarla, aunque nuestro instinto nos diga que aceleremos y pasemos a toda velocidad, habrá que reducir la velocidad y tratar de pasar de lado a lado muy despacio.
Con la velocidad reducida y la primera marcha metida comenzaremos a pasar lentamente. Es aconsejable que el motor trabaje a altas revoluciones para que la presión a la que salen los gases por el tubo de escape impida que entre el agua.
Y, como último consejo, es muy importante no apagar el coche y evitar por todos los medios posibles que se cale el motor.